EditorialNacionales

La modernización de nuestras fuerzas armadas no es un gasto, es una inversión

POR FREDDY NÚÑEZ JORGE

SANTO DOMINGO, RD.- Desde hace tiempo vengo señalándole al presidente Luis Abinader, quien en lo que llevamos de vida democrática ha sido el más preocupado por modernizar los institutos castrenses, y estoy convencido de que lo que se invierte en defensa del país, no es un gasto, sino una inversión en soberanía, seguridad y estabilidad a largo plazo.

La modernización de nuestros institutos castrenses debe entenderse como una apuesta por la protección de la población, la disuasión y la capacidad de respuesta ante amenazas convencionales y no convencionales.

Contar con aviones de combate y helicópteros de ataque, así como con una Armada dotada de buques de guerra u OPV (Offshore Patrol Vessels), fortalece la capacidad operativa del país y reduce la dependencia de apoyos externos en situaciones críticas.

El Ejército de la República Dominicana, la institución castrense con mayor presencia territorial y logístico, ha recibido en este periodo equipamiento y recursos que buscan elevar su operatividad. Dotar al Ejército con medios modernos, comunicaciones seguras, blindados adecuados y sistemas de artillería y apoyo de combate, no solo mejora su desempeño militar, sino que también amplía su capacidad para apoyar en emergencias civiles, desastres naturales y tareas de seguridad interior. Esa doble función civil-militar multiplica el valor de cada peso invertido.

La Fuerza Aérea y la Armada requieren igualmente programas sostenibles de renovación. Para la Fuerza Aérea, aeronaves de búsqueda, intercepción y apoyo táctico permiten controlar mejor el espacio aéreo y colaborar en misiones humanitarias.

Para la Armada, patrulleros y buques de vigilancia costera son esenciales para combatir el tráfico ilícito, proteger la pesca y asegurar nuestras rutas marítimas. Planes anunciados o en proceso de contratación reflejan la intención de avanzar en estas áreas y deben ejecutarse con transparencia y planificación estratégica.

Invertir en equipo moderno debe ir de la mano con la inversión en capital humano: formación técnica, mantenimiento, doctrina actualizada y gestión logística. Comprar aviones o buques sin una capacidad sostenida de mantenimiento y repuestos limita la vida útil y efectividad de esas adquisiciones. Por eso la política pública debe contemplar contratos de soporte, transferencia tecnológica y programas de entrenamiento que aseguren autonomía operativa progresiva.

Finalmente, es crucial comunicar a la ciudadanía por qué estas decisiones son necesarias, explicar el retorno social y estratégico de la inversión, menor vulnerabilidad, mejor respuesta ante emergencias, protección de recursos naturales y fronteras.

La República Dominicana puede y debe modernizar sus fuerzas armadas de forma inteligente: priorizando capacidades clave (aéreas, marítimas y terrestres), asegurando sostenibilidad operativa y manteniendo la supervisión civil. Invertir hoy en defensa es invertir en la paz y la estabilidad de las próximas generaciones.

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