Deben resurgir figuras deportivas para impulsar baloncesto de Hato Mayor

POR ODALIS SANCHEZ

Editor Deportivo La Voz de la Noticia RD

¡Oh mi querido y adorado terruño Hato Mayor del Rey!

Cuánto dolor siento al ver la penosa situación en que se encuentra el baloncesto de la provincia de Hato Mayor, tras los últimos acontecimientos producidos en el mes de diciembre del año 2022, hace menos de un mes, donde el protagonista por excelencia lo fue el hasta entonces presidente de la Asociación de Baloncesto provincial, Ramón Emilio Pina (Monchy), un veterano dirigente deportivo y de la disciplina del aro y el balón en esa localidad, y que hace poco días anunció su renuncia de la entidad.

No soy quién para juzgar a Monchy Pina por su actuación, sus razones ya las hizo pública, explicó lo que pasó y los motivos que lo llevaron a actuar de la manera que todo el país se enteró a través de videos difundidos por las redes sociales y medios de comunicación, y sus posteriores excusas dadas.

En esta ocasión me quiero referir -como dirigentes deportivos- al resurgir de figuras emblemáticas oriundas,  nativas y hasta residentes en esa histórica ciudad de la región Este del país.

Un pueblo pequeño pero grande de corazón, de gente trabajadora 24-7, muy productivo, que a lo mejor muchos desconocen que de aquí son atletas hasta Inmortales del Deporte Dominicano, en el caso femenino, tal es el caso de Nilcia Reyes en la disciplina de baloncesto, que vale decir que es el deporte más importante de Hato Mayor y el más practicado.

Reyes jugó por muchos años para la selección nacional de baloncesto femenino, a la que décadas después se unieron dos brillantes damas y profesoras como son Yocasta Zorrilla y Laritza Díaz (ha sido hasta ponderada al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano), y más recientes conforman la escuadra tricolor Jennifer Jiménez y Esmery Martínez.

Esmery Martínez se convirtió en 2022 en la primera dominicana que en toda su historia ha anotado más de 1,000 puntos en el baloncesto universitario de los Estados Unidos, la NCAA, con su Alma Máter los Wilcats de Arizona. 

En el caso masculino, podemos mencionar a dos atletas, de generaciones diferentes, que fueron integrantes del equipo nacional de baloncesto como lo fueron Héctor -El Vikingo- Monegro, en cuyo honor se llama el polideportivo municipal de Hato Mayor (único en todo el país anclado en el mismo centro de la ciudad), y “El Tío” Edward Santana, sin quizás el más grande jugador que ha parido esas tierras por el legado dejado a noveles nacionales e internacionales, y su incidencia protagónica con la selección quisqueyana de baloncesto.

De todos esos nombres antes mencionados, a los que les uno a dos expresidentes de esa Asociación, tales son Joan Barceló, quien es hijo de Don Ricardo Barceló, y Giselle Castillo (hija del actual senador provincia Cristóbal Castillo y esposa del exselección Manuel -Mañé Fortuna- Fortuna), debe salir la figura que desarrolle de una vez y por todas el basket hatomayorense y asuma la presidencia de la Asociación, por la renuncia de Monchy Pina.

A nuestro entender, Yocasta Zorrilla y Laritza Díaz debieran de dejar el anonimato casero (es que están dedicadas a sus labores de madres y profesionales de sus diferentes áreas académicas) que tienen y tomar esta responsabilidad que muchos le agradecerán sus compueblanos y el baloncesto dominicano en sentido general.

Ese deporte no debe morir estando ustedes vivas, y ambas residentes en Hato Mayor. Háganlo por lo que ustedes crean, pero háganlo.

Edward Santana aún es un jugador activo en la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) y en torneos provinciales de todo el país, por lo que no estará en condiciones de acceder a ese reto dirigencial. Barceló y Castillo es posible que no estén disponibles para ejercer tal responsabilidad.

¡Anímense!!! Vamos a darle vida y organización al baloncesto de Hato Mayor.

El balón está en sus canchas, despierten!!!.